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VOY O NO VOY

Todos tenemos cosas que NO queremos hacer o que solo las haríamos si es de forma remunerada. Incluso hay algunas que simplemente las hacemos por pura educación.

Últimamente pienso en las veces que te invitan a comer con amigos. Esas veces en las que son los que invitan quienes eligen el sitio, la zona, el tipo de comida… Y es precisamente ahí cuando empiezas a pensar y dudas de si te gustará, de si será el típico local de moda de mucho diseño y poco servicio, el típico que te hace plantearte si ir o no ir.

Por otro lado, están los eventos. En Madrid siempre hay muchos eventos y todos pecan de lo mismo: “va a ser lo más”. Uno, con la intuición que le ha dado la experiencia, sabe perfectamente no solo que no va a ser así, sino que te vas a encontrar rodeado de gente que se ha puesto de moda por diferentes motivos y que no te aportan nada. El resumen, un perezón total.

 

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Esto me recuerda que hace no mucho asistí a un evento en el que se habían gastado muchísimo dinero. El espacio era espectacular. Pero pasados unos minutos volví a tener ese runrún que te avisa de que el evento ni es mágico, ni está a la altura de las expectativas que habían creado en torno a él. Me voy o no me voy.

Lo mismo sucede con las colecciones de moda. Quizás me esté haciendo mayor pero cada vez entiendo menos el concepto de “moderno”, ahora que parece que está todo inventado y que ese concepto suena a cosas del pasado. Los que ahora hacen moda están más pendientes de la repercusión que de hacer moda, y probablemente sea uno de los mayores errores. Una pérdida de tiempo.

En definitiva, vivimos rodeados de planes y situaciones que siempre nos llevan a la misma pregunta: voy o no voy.

 

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Okinawa

Fran Larrañaga
Director de la revista KOAX Magazine

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