Entendemos por tóxico aquello que puede generar una enfermedad o alteración en nuestro organismo. Existen diferentes tipos de toxinas que varían según su efecto. Pueden ser pequeñas moléculas, microorganismos o sustancias que son absorbidas por los tejidos del cuerpo. Como la reacción de la picadura de un insecto.
Los pensamientos también pueden ser toxinas, no es sólo volvernos conscientes de lo que consumimos. Sino tomar consciencias de los pensamientos y emociones negativas que circulan o se han quedado insertados en nuestra mente. Como el miedo, la culpa, la envidia, los celos, la rabia, la ansiedad, la inseguridad. Todos estos pensamientos también generan enfermedades y deterioro tanto a nivel físico, mental, emocional y espiritual.
La forma de cómo nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos también puede llegar a ser tóxica. La mayoría de las veces ocurre inconscientemente. Como un acto reflejo, son automatismos, patrones y creencias limitantes que se han quedado insertados en nuestro sistema. Es a través del autoconocimiento y del autoanálisis donde logramos destapar las capas de la cebolla identificando de dónde vienen.
Tener adicción por lo bueno y al positivismo extremo puede llegar a ser tóxico también. Como el perfeccionismo y la obsesión de que las cosas y situaciones salgan a la perfección. Tener esa sensación de querer controlarlo todo sea como sea. Esto nos hace rígidos ante la vida y es el enemigo número uno de la creatividad. Evitando que las situaciones sigan su ritmo natural. No hay nada mejor que ser natural y ser parte de la espontaneidad. La mente, “la loca de la casa”. Es con ella con quien tenemos que amigarnos y establecer una relación estrecha. Aprender a conocerla, reconocer sus tendencias. Cuando nos quiere llevar a esos estados donde no queremos ir.
Si reconoces que una de tus tendencias es la ansiedad, trabaja estar más en el momento presente sin planificar mucho el futuro, viviendo un día a la vez. La incertidumbre al futuro genera mucha ansiedad. Conocer tu mente es la herramienta más potente y poderosa para vivir una vida más saludable. Nos aferramos a la idea de querer encontrarnos a nosotros mismos en los momentos de felicidad y de dicha, rechazando y evadiendo nuestro lado más oscuro. ¿Cuánto puede durar un momento de felicidad plena y absoluta? Días, horas, minutos? Mientras más rechazamos estas emociones, sentimientos y pensamientos tóxicos más predominan en nuestro sistema. ¡Recuerda! “Lo que resiste, Persiste”.
No existe nada de malo en reconocer y aceptar actitudes de las que muchas veces nos sentimos avergonzados, lo escondemos llevándolo debajo de la alfombra, como dice Nietzsche, el filósofo alemán. “Las emociones inexpresadas nunca mueren. Son enterradas vivas y salen más tarde en peores formas”.
En realidad, nadie en esta vida quiere vivir en la pena, el sufrimiento o en la tristeza. El victimismo, es tóxico. Se crea una adicción a ser víctima por no tener el coraje de aceptarnos tal cual como somos. No puedes olvidar que eres maravillos@!
Disfruta de los placeres de la vida libremente con consciencia y divertimento, sobretodo hacerlos con un propósito que te conecten con la luz, eleven tu espíritu y vibración, como un compartir memorable. Los excesos no son buenos, una persona que siempre bebe alcohol o toma drogas hace que su organismo se sature, la mente se nubla, se aferra a cosas pequeñas perdiendo la conexión energética de tu ser y tu entorno.
Como pasar todo el tiempo bebiendo zumos y haciendo dieta para detoxificarse, habrá que darle al cuerpo un dulce placer o capricho de comida, y está bien. El organismo tiene que trabajar y también cumplir su papel.
El equilibrio de la vida viene de la hermosa alquimia de nuestros opuestos y complementarios. Todos en este planeta queremos ser felices, vivir en la plenitud de la dicha de ser quienes somos. Esto es un gran propósito de vida.
Baila en el balance entre lo espiritual y lo terrenal, lo que llamo la danza de la magia del Tox & Détox.