Entendemos por la palabra bypass, un paso lateral o desvío que se realiza para evitar un obstáculo o bloqueo de una función específica dentro de un sistema. Es utilizado tanto en la medicina, como en la informática, el urbanismo, la electricidad y también en la espiritualidad.
El psicoterapeuta estadounidense John Welwood, profundizó en este sentido, queriendo hacer referencia a la tendencia en personas que buscan el alivio a sus problemas a través de soluciones “espirituales”.
Aunque este concepto se ha creado en los años 80, hoy tiene más vigencia que nunca. Puesto que la espiritualidad se ha convertido en cierto modo en una moda. Hacer shopping espiritual saltando de práctica en práctica buscando una respuesta, como el fanatismo en extremo no ayudan a elevarnos sino a evitar el camino al autoanálisis y a callar la voz interior. Es como barrer y dejar los escombros debajo de la alfombra cuando los conflictos piden a gritos ver la luz del día.
He vivenciado muchas experiencias siendo parte de diferentes organizaciones desde que entré en el camino de la espiritualidad hace 15 años. Sabía que quería desarrollarme en este ámbito después de haber recibido diferentes llamados que me hacían querer sentirme más conectada con la energía divina, la conexión con Dios, y sobretodo en aportar bienestar, luz y felicidad para aquellas velitas (personas) que tienen sus mechas apagadas y buscan una respuesta.
Padecía bypass espiritual. Mi fanatismo me llevó a lugares tan increíbles de experiencias sensoriales que jamás había imaginado. Sentir el éxtasis, la conexión con lo supremo, una dicha y gozo inexplicable. Me hacían estar más enganchada todavía. Porque lo único que deseaba era permanecer siempre en ese lugar hermoso y sagrado de regocijo en mi Ser. Pero algo me faltaba.
Mientras más me aferraba a lo espiritual más quería evadir mis problemas existenciales. Seguía repitiendo los mismos patrones y me seguían sucediendo las mismas situaciones una y otra vez. Inconscientemente el confort espiritual me llevó a descuidar el autoconocimiento y el autoanálisis.
¿Cómo sentir ese confort con lo que realmente somos?
Haciendo terapia, coaching, mindfulness, psicoterapia, reconocer el programa con el que vivimos, trabajar el niño interior integrando los recursos positivos que hemos aprendido a lo largo de la vida.
Muchas veces cuando algo nos molesta, nos preocupa o nos duele, elegimos desviarnos de ese dolor. Esto es ego. Es lo que no nos deja ser natural, nuestro ego no nos permite reconocer lo que realmente importa. Muchas personas, para hacerlo, recurren a la espiritualidad para tapar los sufrimientos, creando una barrera entre sí mismos y los demás.
Los cursos y formaciones de desarrollo personal en psicoterapia me han llevado a valorar más la espiritualidad. Es una una esencia que yace en todos nosotros como seres humanos. Todos tenemos la capacidad de sentirnos elevados, conectados, cómodos y plenos donde sea que estemos.
Fisiológicamente nuestro cerebro tiene la propiedad de experimentar sensaciones místicas y espirituales. El sistema límbico es el responsable de las emociones y efectos de lo que es capaz el ser humano. La amígdala (tiene la forma de un almendra) se encuentra delante del hipocampo en la profundidad del lóbulo temporal. Es esencial para las experiencias emocionales, ya sea en conectar con las emociones propias, de otros, como experiencias de nirvana, alucinaciones, visiones, de javú. Lo que llamamos también la glándula de la consciencia, el tercer ojo, la intuición y del despertar.
Quien no arraiga la espiritualidad para conectar con lo que realmente se es, es posible que esté padeciendo de este síntoma. La humildad es la base de la espiritualidad, no existe jerarquía en ella. La relación maestro y discípulo en el budismo es un gran regalo. Los yoguis, los maestros, los gurús son velas que encienden otras velas y son los primeros en mostrar la dicha en ver la evolución e iluminación de los estudiantes.
No importa de qué religión eres, o de donde sean tus raíces, es una realidad que todos formamos parte de una energía universal que hace que nos movamos como una única consciencia, profundiza en tus prácticas, conecta con tu ser, vivencia y experimenta.
La espiritualidad hace el camino para el viaje del autoconocimiento,
El autoconocimiento abre las puertas a la espiritualidad.