¿Quién dijo que el chándal era solo para deportistas? La democratización en la última década por las firmas de lujo como Gucci de esta prenda, tan usada anteriormente para hacer deporte, ha hecho que las calles hablen y se convierta en la prenda fetiche que todos buscan combinar con un abrigo largo de lana o con una camisa de vestir.
A estas alturas, podríamos decir que el chándal es la nueva blazer, el básico de armario que en su origen utilizaban los vendedores de hortalizas de Les Halles en París para protegerse del frío ha evolucionado por su comodidad a lo largo de los años para ofrecernos su versión más lujosa de la mano de firmas que se han rendido a él como Martin Rose, Wales Bonner, Acne Studios, Gucci o la mismísima Balenciaga.
Este año se lleva en clave retro pero sin ser extremadamente llamativo, con líneas de colores horizontales como los de Gucci o Wales Bonner, que parecen sacados del largometraje The Royal Tenembaums, otros más 90s que parecen de táctel como Martin Rose o la versión más moderna en tejidos técnicos de última tecnología y sobriedad como los de Acne Studios.
Además, todos tienen una característica en común, y es que a diferencia de estos últimos años y su declinación hacia el oversized, en 2020 vienen más rectos acercándose más a una estética de finales de los 70s.
El auge de esta prenda, también ha resurgido cual Ave Fénix gracias a la utilización en el mundo de los artistas musicales como Rosalía, Bad Bunny, Bad Gyal o C Tangana. Ya que era una prenda que socialmente estaba mal aceptada para vestir por la calle si no era por un motivo deportivo, fue rechazada por personajes del mundo de la televisión y empresarios y que ahora la reclaman ya no solo por la vuelta de tuerca que le han dado las grandes firmas sino por la comodidad y versatilidad que esta ofrece ajustándose a tu cuerpo con tiras elásticas o materiales suaves y que te protegen del frío abultando muy poco como el material shoft Shell.
Después de saber que lo puedes llevar tanto a una presentación de los Goya como a entrenar gracias a sus múltiples posibilidades y está tan de moda… ¿Quién no va a querer unirse al club del chándal?