“He llegado a la conclusión de que no es cambiar el mundo sino cambiarse uno mismo, y en eso estoy ahora”, asegura Brisa Fenoy (Algeciras, 1991). La artista gaditana continúa su camino como artista y activista. Ella lo llama “artivismo”. Tras el lanzamiento de su último álbum a principios de este año, este tiempo le ha servido para enfocarse en su próximo proyecto. Hija de una escritora y un profesor sindicalista, Brisa Fenoy ha sido consciente desde niña de los movimientos de inmigrantes en El Estrecho, y siempre ha querido construir sus propias fronteras. Desde la cosificación de la mujer hasta la reivindicación de los derechos humanos, Fenoy se vuelve a plantear su posición como mujer y como artista. La hemos conocido en una etapa de rabia y desconcierto, tras el cambio llega la aceptación. Porque cuando uno canta lo que siente de verdad, el arte vuelve a recuperar todo el sentido del mundo.
KOAX Magazine se reúne con Brisa Fenoy para un shooting improvisado. Se suele decir que de la improvisación es cómo nacen realmente las cosas buenas. Y así fue. Fenoy llegó antes de la hora acordada con una sudadera negra de terciopelo y unos pantalones estampados. Con una sonrisa amable comienza a hablar con todo el equipo y a poner algunas canciones que le gustan. A través del objetivo de Héctor Silva vamos descubriendo las diferentes facetas de Brisa. Su pasado como modelo es evidente, los cambios de looks son rápidos pero preciosos. Al terminar, acordamos una llamada al día siguiente mientras coge un tren a Málaga para después visitar a una amiga en Praga. Tras tomar asiento, Brisa descuelga el teléfono. Se escuchan a los últimos pasajeros con sus maletas.
¿Es la primera vez que viajas a Praga?
No, pero tengo una amiga allí, también es modelo. Lleva una vida nueva y ha tenido un hijo allí. Yo la conocí en los viajes a París y Estambul para algunas sesiones de fotos. Nos consideramos almas gemelas, y le ha puesto Alma a su hija.
Un nombre muy bonito.
Precioso
(Se escucha gente en el tren)
Perdona otra vez el ruido, pero he tenido otra sesión de fotos. Juanmi, un fotógrafo que me encanta, me propuso hacer unas fotos. Yo tenía un conjunto de lencería y no tengo fotos de ese estilo. Me apetecía. Quiero empezar a tope con la moda y necesito polas, con lencería, bikinis… Estoy haciendo un book nuevo y me vienen muy bien.
En el poder no hay amor porque el poder es miedo
¿Te apetece desfilar?
Sí, me apetece reconectar con este mundo. También estoy muy centrada en la interpretación.
No hay duda de que eres mocatriz.
Yo soy (ríe)
Empezaste a trabajar como modelo con 18 años con un fotógrafo sevillano, ¿quién?
Fernando Gómez Roncal, maravilloso. Yo estaba empezando las clases de psicología. Y me dijo para hacer fotos y yo pensaba “¿para qué?”. Al final me animé; si eso para cuando sea mayor y las vean mis nietos (rie), ná más que por eso me hice. Él se mudo a Barcelona y allí no paraban de preguntarle quién era esa chica. Me dijo: “Brisa, si te quieres dedicar a la música esto te puede permitir ganar dinero”. También le podía dedicar más tiempo porque viajas dos o tres meses al año, y luego tienes el resto del tiempo libre para crear en tu casa, o donde estés. Fue mi puente hacia la música y pagar todo lo que ello conlleva.
De todos esos viajes, ¿con qué ciudad te quedas?
Estambul. Iba dos o tres meses al año porque Estambul tiene todo lo que para mí era importante; tiene el mar, la cultura oriental, la cultura europea, la cultura asiática. Se asemeja a la cultura mediterránea que yo viví en Algeciras. He nacido allí, en frente del mar, y desde mi casa veo Tánger todos los días. Para mí es muy importante el tema de las raíces.
¿Y el resto de ciudades?
En París me aburría, era duro… En Alemania o en Londres me sentía un poco fuera de mí, en Milán también. Me cuestan las ciudades europeas y me encanta Estambul, porque yo me sentía en mi casa por el respeto a la mezcla de culturas, el mediterráneo.
Tu último álbum es muy especial. “Amor o poder” empieza como aperitivo en forma de libro y acaba evolucionando también en un documental con declaraciones tuyas.
Todo lo he hecho yo con una productora audiovisual que he montado con mi pareja, que es director de cine y hemos comprado juntos el equipo. He puesto todos mis ahorros y todo mi tiempo en este proyecto independiente de mi primer álbum. También echo de menos llegar y conectar con la gente, y que haya un equipo a mi alrededor que me permita llegar ahí, porque al final hago algo independiente, pero no llego a la gente a la que me gustaría llegar. Ahora estoy en un punto en el que tengo muchas ganas de crear mi nuevo proyecto junto a un equipo acorde a mi forma de trabajar.
“Amor o poder” surge durante la cuarentena, ¿cómo diste forma a los temas que componen el álbum?
Fue maravilloso parar porque yo estaba haciendo conciertos, viajando… Estaba mentalmente agotada. Mi cuerpo es mi templo y es mi casa, y si tu casa no está limpia, descansada, no puedes tomar buenas decisiones. Necesitaba un parón y gracias a la cuarentena saqué lo que tenía dentro, lo que quería expresar; pensé en la situación en la que vivimos, en el sistema de control que nos hace ansiar el poder y no a movernos por el poder del amor. Ese es el más maravilloso de todos los poderes del universo. Los verdaderos dioses somos nosotros pero tenemos que conectar con ese dios, y tenemos que mirar no solo por nuestro cuerpo y nuestra mente sino también por nuestro espíritu. Yo no había tenido tiempo para eso y la cuarentena me permitió tener un espacio para mí, para pararme y mirar para dentro, ver quién soy, leer, investigar y estudiar, y meditar. He pensado mucho en lo que he sido y he reunido fuerzas para ser quien realmente me siento. Cada vez me siento más en mi centro, en mi lugar que es mi cuerpo y mi espíritu. Y soy feliz.
Llegar a ese punto de quererse y entenderse de verdad.
Me he dado cuenta que yo rechazo un sistema, y ese sistema es en el que he nacido. Y sientes miedo, y rechazo. Yo estoy ahora en el punto de aceptarlo, y lo estoy amando porque todo va en su perfecto equilibrio, aunque todo nos parezca injusto o doloroso. Es como el león que caza la gacela. Parece desagradable, pero es el círculo de la vida. Sin día no hay sol, sin sol no hay noche. Estoy en ese proceso de aceptar esa belleza y aceptar también la crueldad como parte de esa belleza.
¿Cuánto poder hay en el amor?
El amor está lleno de poder. En el poder no hay amor porque el poder es miedo. Porque donde hay falta de amor hay mucho ego, hay mucha soberbia, mucho odio y rencor. El amor lo puede transformar todo, cambiarlo todo, y diciéndote estas palabras me emociono (silencio). Es algo que estoy experimentando ahora porque he tenido un conflicto muy grande conmigo misma, con el mundo en el que vivo, con mi existencia, con mi cuerpo, con mis decisiones. Y me he dado cuenta que yo he rechazado mucho y he tenido mucho miedo, miedo de estar perdida, de no saber cómo es la vida que me ha tocado vivir, y aceptar que es así y que yo soy y punto. Y tú eres y punto. Y tú eres un dios y yo soy otra diosa y todos lo somos. Siento que somos almas que nacemos una y otra vez en cuerpos distintos y cada uno de nosotros tiene una memoria de otra vida, al igual que el león o la abeja saben lo que tienen que hacer. Todo tiene su inteligencia natural y nosotros tampoco nos escapamos de eso. Cada uno es un dios en sí mismo. Tenemos que saber escucharnos, pero desde que nacemos nos empiezan a condicionar y no nos dejan conectar con ese ser natural.
¿Qué es la ecología de las relaciones interpersonales a la que haces referencia en tu documental?
Todo. Eso es lo que somos, nuestra esencia. Desde tu existencia y la mía nos comportamos de una manera ecológica, porque tú te vas a amar a ti antes que a mí y viceversa. Cada uno de nosotros va a saber amarse y escucharse para darse cuenta de lo que uno necesita. Y el otro no va a imponer el proceso del otro sino que van a entender el tiempo del proceso del otro. Todo se mueve por el amor y la compresión.
He llegado a la conclusión de que no es cambiar el mundo sino cambiarse uno mismo, y en eso estoy ahora
La ecología se puede aplicar a todo
Claro, yo estoy en ese proceso de ecología emocional.
Llama la atención la libertad y la seguridad con la que te expresas. Tu padre es sindicalista, tu madre escritora y psicóloga. ¿Qué ha significado para ti criarte en un entorno así?
He sido muy afortunada. Mis padres lo han hecho increíble, lo mejor que han podido. Me han educado en la libertad, no en la dependencia o el castigo. Haberme criado con una pareja que se ama tanto y se apoya tanto es un regalo.
¿Cómo se tomó tu madre tu interés por el mundo de la moda?
Los primeros viajes ella venía conmigo y en los pisos de modelos estaba como una más. Se lo pasaba bien, y grababa, sacaba fotos… También escribió muchos textos durante esa época y siempre le animo a que los saque. Ella es maravillosa, tengo demasiada suerte.
Tus vídeos tienen una parte estética con mucho peso en la narrativa. ¿Cómo trabajas este proceso creativo?
La base visual de los vídeos la presento yo pero cuento con un equipazo que me apoya mucho. Mis canciones también las autoproduzco yo sola. Creo que he sido valiente sacando adelante mis ideas, pudiendo haber sido un megaproducto, rica o millonaria… La verdad es que no quiero eso. Creo que estar en paz con uno mismo es lo más importante. Y ser quien eres, no ser lo que otros quieren que seas o lo que el dinero quiere que seas.
Quien no se ve bello es porque tiene miedo y en verdad todos estamos cagados de miedo
¿Qué te disgusta de la industria?
No creo que sea tanto la industria sino las personas que hay dentro de ella. Porque si yo tuviese a alguien a mi lado que me entendiese, que se dejase llevar, que supiese entender cómo veo el mundo y la música. Y no encontré esa figura. Todo pasa por algo. Yo todavía tenía que descubrirme, hacer el ejercicio de curar mis heridas, porque si no las curaba no iba a hacerlo bien y feliz. Porque lo que me pasó fue algo rápido. Salió todo lo de “Lo malo” y yo no estaba en paz conmigo misma. Ahora me he dado cuenta de que el activismo empieza por uno mismo. Antes yo quería hacer mil cosas para cambiar el mundo. Ahora me he dado cuenta de que quiero cambiarme a mí para decidir quién he venido a ser. Si cada uno se concentrara en ese cambio interior e individual y asume que es un dios y que tiene la capacidad de hacer lo que ha venido a ser, el mundo se cambia solo. He llegado a la conclusión de que no es cambiar el mundo sino cambiarse uno mismo, y en eso estoy ahora.
¿Cómo ha influido este cambio en tu música?
Ahora viene ese punto espiritual después de tanta rabia. Hay un cambio de enfado con el mundo, a la luz para apreciar mejor la belleza. Y quien no se ve bello es porque tiene miedo, y en verdad todos estamos cagados de miedo. Hasta la persona más desdichada es bella porque solo tiene falta de amor.
¿Te consideras espiritual?
Sí, yo creo que todos somos seres espirituales, porque todo lo que nos rodea tiene un punto espiritual.
El activismo empieza por uno mismo
Te gustan las tiradas de cartas.
Sí, me atrae mucho ese esoterismo, las energías, es un misterio tan grande. Me encantan las culturas ancestrales, que se guiaban por los viajes astrales, las meditaciones…
¿Sueles meditar?
Media hora nada más levantarme y antes de acostarme. Durante el día repito algunas frases. La que más me suelo decir es: “ Yo soy la luz, y el perfecto funcionamiento de mi corazón”. Porque yo tengo el corazón un poco roto de la vida, del dolor, de las injusticias… Y me repito eso para sanarme el corazón y poder ver la belleza en todo, incluso en lo que consideramos malo.
¿Cómo te gusta vestir ahora?
Tengo mucha ropa antigua. Me encanta la ropa vintage de los 60 y los 70. En Madrid y en Berlín me compro mucha ropa en tiendas de segunda mano.
Un momento especial de este verano.
Esa tirada de cartas fue muy especial. Fue en un lago con amigos cerca de Casas Viejas. Estuve viviendo allí el verano pasado cuatro meses en un refugio de artistas en medio del parque natural de Los Alcornocales. Otro de mis momentos favoritos fue un retiro que hice en La Alborada en Conil. Hice mucho yoga, vi varias estrellas fugaces, fue mágico. También me vienen a la cabeza los paseos por mi playa, el atardecer en el río… Ha sido un verano intenso pero bonito, de cambios. He cumplido treinta y ha sido muy importante. Antes me movía por impulso, ahora estoy consciente de mí.
Entrevista
Equipo
Fotógrafo: Hector Silva
Agencia: Nuria Sánz Management
Stylist: Fran Larrañaga
Modelo: Brisa Fenoy
Asistente stylist: Markel Urrestarazu
Muah: Nao Gayoso (NSManagement) para Givenchy
Agencia: Nuria Sánz Management
Asistente Muah: David Herrero
Asistentes fotógrafo: Diego Carbajo