Mientras caminas por la tranquila avenida Matignon, los paseantes que prefieren los adoquines parisinos a la arena de la costa quedarán impresionados por la fachada de la galería Kamel Mennour. En el interior, un extraño maniquí de cera de rasgos femeninos, completamente pintado, posa: sentada con una pierna doblada bajo el glúteo, esta mujer desnuda mira al suelo con aire pensativo, incluso hosco. Sin embargo, los colores que la envuelven anuncian alegría: amarillo, azul, rojo, rosa, naranja, verde y violeta evocan la carta de colores de un arco iris, símbolo de esperanza tras el mal tiempo. Es la obra de Ugo Rondinone.
Aprovechando la luz del verano para exhibir su creación policromada, el artista suizo presenta A Rainbow hasta fin de mes. Un título tan minimalista como poético.
Una única ventana separa la escultura policromada de Ugo Rondinone de la calle. Sin embargo, entre uno y otro, parece haber un mundo. Además de su maravilloso uso de los colores, el artista plástico de 56 años destaca por su capacidad para crear ambientes absorbentes, burbujas reales desprendidas de la realidad.
El espacio de exhibición silencioso de Kamel Mennour atraviesa el ajetreo y el bullicio del mundo exterior. Además de ser un artista polifacético – fotógrafo, escultor, diseñador – que ha demostrado su valía en varios formatos, Ugo Rondinone reafirma aquí su talento como escenógrafo, ya notado en 2015 por su comisariado de la exposición itinerante.