Tener expectativas en la vida es inevitable y saludable, como alimentarse de la ilusión de lo que haremos más adelante. ¿Pero hasta qué punto puede llegar a ser sano tener tantas expectativas?
La nueva normalidad nos está invitando a no planificar mucho, a estar más en el momento presente para que seamos personas mindfulness, y así vivir con las justas expectativas. ¡Sí! Las expectativas en exceso reducen la felicidad.
¿Qué sentimos cuando no se cumplen nuestras expectativas? Desilusión, frustración, desánimo y tristeza entre otros.
Veamos un ejemplo muy común: Cuando te recomiendan una película y te dicen lo buena y maravillosa que es, que no puedes dejar de verla, tus expectativas sobre la película empiezan a ser muy altas. Entonces, vas al cine con expectativas de verla y resulta que no te pareció tan buena como te la contaron. Sientes decepción con la sensación que podrías haber visto otra.
Tener altas expectativas sobre personas o diferentes situaciones pueden alterar nuestro estado de ánimos y visión hacia ello, puedes escuchar todas las mejores o peores críticas sobre alguna cosa o persona, pero si vas con expectativas ecuánimes evitaremos caer de bajón y llevarnos desilusiones. Depende de la percepción que tenemos cada uno y de la diversidad de los gustos.
No siempre tendremos los resultados que esperamos. Las vacaciones que ibas a tener en el 2020 que no hicisteis y estás planificando tenerlas este año. Seguimos estando con la sensación de querer rescatar el tiempo, con ganas de hacer muchas cosas. ¿Bajo a qué precio creamos en nuestras mentes expectativas ante un futuro incierto? Estamos sumando a nuestros organismos más preocupaciones de las que ya tenemos, es traer de gratis emociones que llevan nuestro estado de ánimo abajo constantemente.
Es el momento de transformarnos en ser apasionados de estar más en el aquí y en el ahora, que nuestros apegos sean de disfrutar el día a día, de los pequeños y simples placeres de la vida, como conectar con la naturaleza, la familia y amigos. Salir de la zona de confort y experimentar nuevas actividades.
Ser personas mindfulness, es disfrutar más de la vida estando en el momento presente, teniendo una mente más sana y feliz. El estrés es la fluctuación de la mente, como una cometa que se va hacia el pasado y al futuro trayendo diferentes tipos de emociones, como: el pasado es nostalgia, añoranza, tristeza, culpa, dolor, entre otros; el futuro es ansiedad, nervios, precipitación, falta de paciencia.
Aplicar el mindfulness es de lo más sencillo, no hace falta hacer un retiro de meditación simplemente con observar cómo es la respiración, si es fría o caliente, si las fosas nasales están más despejadas u obstruidas, traer tu atención a lo que estás ejecutando en ese momento, si la comida o el entorno afectan el estado de ánimo.
Aprender a mantener los ojos cerrados estando despiertos es la capacidad que se tiene de estar consigo mismo, incrementa la energía, el descanso, la concentración y el estado feliz de la mente entre los múltiples beneficios comprobado científicamente.
¡La era del autoconocimiento y del despertar de la consciencia es hoy! Dando pequeños pasos notaremos como se empieza a transformar nuestro mundo interior hacia el exterior incluyendo la meditación, el yoga, trayendo la ecuanimidad a nuestras vidas.
Siempre tendremos la oportunidad de revolucionarnos como seres humanos, pero si quieres formar parte del colectivo actual durante la nueva normalidad global, sin duda es nuestro momento.
“El equilibrio físico y mental nos lleva a la autorrealización”