Mudarse a Barcelona, desayunar pan tumaca e ir al MACBA con una tate bag colgada al hombro es ya cosa de otro tiempos. Cuando la palabra metrosexual desapareció del diccionario nos pusimos una bolsa de tela y la masculinidad se apropio del bolso. Una apropiación que tiene un serio problema con la idiosincrasia que acompaña a este complemento: hay que escapar del estereotipo y ponerse un bolso en la mano si a uno le apetece. Porque ante todo, la moda intenta hacernos la vida más fácil, y llevar bolso es práctico. El otoño-invierno 2020/2021 ofrece muchas posibilidades para aquellos que decidan establecer esta tendencia en su armario. Como dice Eva Hache en la entrevista publicada esta semana en KOAX: “Si perdemos la capacidad de jugar, qué nos queda”. Estas son algunas opciones a considerar.
El invierno de Bottega Veneta para hombre apuesta por los bolsos de estilo portapapeles con su icónico trenzado. Se puede encontrar en varios colores pero el beige claro es combinable con todo.
Fendi presenta bolsas de piel cuadradas. Ideales para combinar con un look de diario como para llevar la carpeta y el ordenador al trabajo.
Para los amantes del Liberty, Gucci se adelanta con patrones que se acercan más al bolso tradicional que se puede llevar en la mano o colgando del hombro en un lateral. Los más vanguardistas pueden optar por el modelo Fake Gucci como sátira a las múltiples copias que ha sufrido la marca. Esta vez, en vez de reinventar el logo (como fue le caso de Burberry) se adueñan del fenómeno para seguir abandonando la casa italiana. Gucci ha destacado estos últimos años por esa misma técnica, en vez de ir en contra, acercarse al espíritu que crea la marca con ilustradores, fotógrafos u otros creadores.
El nuevo enfant terrible (aunque no comparta el término) sigue con sus petit bag que al parecer son el nuevo deseo del actual fashionista. Puede que el próximo desfile sea con tulipanes o con olivos en medio de la rivera francesa, pero está claro que Jacquemus sigue en el objetivo.
Y por último, y por ello más importante, la mejor marroquinería la tiene Loewe. La piel de la mochila Anton se pliega sobre sí mismo y consigue siluetas que parecen una escultura. Solo posee una cinta para apoyar el bolso al hombro y convertirlo en una mochila. Un complemento cuidado y hecho a mano que se podría considerar una pieza de coleccionista.