Hoy quería empezar con una pregunta: ¿Te consideras una persona con buena capacidad de escucha? Piensa bien en tu respuesta, porque al final de este artículo/vídeo te volveré a hacer la misma pregunta, y veremos si coinciden las respuestas.
Hola, soy Pedro Serrano, y hoy quiero compartir con vosotros la herramienta principal y más importante que tiene el Coaching (junto con la pregunta). Se trata de la escucha activa, una importantísima técnica que nos permite obtener una información muy completa y profunda de lo que le pasa a la persona que escuchamos, de lo que piensa y de lo que siente. Este tipo de escucha no tiene nada que ver con la que normalmente empleamos, la que llamamos una escucha pasiva, en la que simplemente oímos, escuchamos y recibimos la información, pero sin poner toda nuestra atención y todos los recursos que hoy os voy a compartir.
Es bastante habitual que con la simple escucha pasiva nos quedemos solo en la superficie, ya que no profundizamos en el mensaje, e incluso que a veces provoquemos en nuestro interlocutor efectos contrarios a lo que seguramente viniera buscando, que en la mayoría de casos es simplemente sentirse escuchado y comprendido a nivel emocional.
En general, a las personas nos gusta más hablar que escuchar, y la neurociencia nos lo explica diciéndonos que al hablar de nosotros mismos se activan áreas del cerebro relacionadas con el placer, y eso es lo que nos aporta esa preferencia innata. Por otra parte, existe la creencia de que para caer bien a alguien hay que ser interesante y hablar, para dejar huella en la otra persona, cuando la realidad es que en la mayoría de ocasiones simplemente empleando la escucha activa e interesándonos por la otra persona podremos resultar más interesantes.
Lo que pasa es que no estamos habituados a tener una escucha consciente y profunda, porque eso requiere un esfuerzo, y nuestra mente, que va a mil cosas, pierde en seguida la concentración y el interés, solo es capaz de mantener atención plena unos pocos minutos y si no estamos alertas y conscientes es muy probable que nos lleve a otros lugares fuera de la conversación.
También solemos tener actitudes y comportamientos que no benefician en nada a una buena recepción del mensaje. Un ejemplo es cuando al estar escuchando a alguien estamos más pendientes de lo que vamos a responder que de lo que nos está contando, estamos preparando nuestra respuesta, según nuestras creencias y vivencias, y perdemos la oportunidad de profundizar en lo que nos quiere transmitir la otra persona.
Tenemos activado nuestro ego y la barrera de los juicios, y es que estamos continua y automáticamente en alerta, no dejamos fluir la comunicación, en seguida interrumpimos y nos ponemos a contar nuestra propia historia o damos nuestra opinión, lo que va totalmente en contra de los propósitos y virtudes de una buena escucha activa.
¿Qué es la escucha activa?
Es la habilidad para sentir a la otra persona como parte de nosotros. Este tipo de escucha requiere poner toda la atención, con todos los sentidos y sensibilidad, ya que se basa fundamentalmente en la empatía, la aceptación y la validación emocional.
Escuchar con todos los sentidos.
Captar todos los aspectos del mensaje, lo que se dice tanto como lo que no se dice, el tono de voz, la postura del cuerpo, las dudas, los silencios, etc. y tener un alto grado de atención a las emociones y sentimientos que acompañan al mensaje, porque que la mayor parte de la comunicación es no verbal.
Responder a los sentimientos, no a las palabras.
Las emociones son siempre verdad y envuelven a las palabras en muchas ocasiones dándoles el verdadero significado, estad siempre atentos al mensaje emocional y responded a él.
Gestión interna. Autogestión.
Salir de los patrones automáticos, gestionando y dejando de lado nuestros propios juicios y pensamientos, opiniones, quedar bien, etc., evitar distracciones y estar muy presentes y con el foco puesto en lo que nos cuenta y siente nuestro interlocutor.
Este modelo de escucha facilita y provoca cambios profundos en la persona, ya que al sentirse escuchada y comprendida emocionalmente, ayuda a que reconozca y entienda sus sentimientos, facilitando así la posibilidad de que encuentre las soluciones por sí misma.
Cómo tener una buena escucha activa
Escuchar sin emitir juicios.
Evitarlos y estar prevenidos de ellos para que no nos influyan. Es una de las cosas más importantes que aprendí en mi formación como coach, y como es muy difícil no traerlos a la mente, porque somos máquinas de juzgar, os voy a dar un truquito que seguro os funcionará de maravilla: cambiar juicio por curiosidad. Cuando lo hagáis, os daréis cuenta de que estáis más receptivos y también más interesados en todo lo que os cuentan. Estad alerta, siempre funciona.
Además, la ausencia de juicios te permitirá fluir y no sacar conclusiones y te sorprenderás a ti mismo al descubrir nuevas perspectivas y pensamientos que seguramente puedan enriquecerte. Por otra parte, la persona escuchada sin juicio lo percibirá, lo que permitirá que se abra más y de forma más profunda y que se genere una mayor conexión entre vosotros.
No des consejos.
Esta es también regla fundamental del Coaching, un coach jamás te dará consejo ni te dirá qué hacer o qué no hacer. Recuerda que el motivo principal de tener este tipo de escucha es que la persona confíe en ti, se abra y que ella misma encuentre la respuesta, y tú estarás ahí para escucharla y ayudarla a descubrirla.
No interrumpas.
Deja que la persona cuente su historia, dale terreno y confianza, y que sea ella la que dirija la conversación hacia donde desee. Cuando interrumpes da la sensación de que lo que tienes que decir es más importante que lo suyo, o que no te apetece escuchar. Si tienes que hacerlo, que sea porque no has entendido algo y necesitas un aclaración, pero siempre sin salir de su tema de conversación.
Hacer preguntas apropiadas para profundizar en el tema.
Hacer preguntas demuestra tu interés por lo que te están contando y puede ayudar a reforzar y clarificar más el mensaje que nos están dando. Ya hemos hablado del poder de la pregunta en otras ocasiones. Haz siempre preguntas que provoquen a la persona a seguir hablando de su tema, pero quizás con otras perspectivas que le hagan profundizar y reflexionar más.
Preguntar, por ejemplo, por las consecuencias de lo que te acaba de decir, es una técnica muy potente que ayuda a la persona a ser consciente y consecuente con lo que te acaba de contar y le ayudará sin duda a encontrar la respuesta o solución que está buscando.
Utilizar preguntas abiertas sobre sus emociones ayudará a clarificar sus pensamientos y sentimientos. Ejemplo: ¿Cómo te sientes con lo que me acabas de contar?
Cada tipo de pregunta tiene una intención, y llevará a la persona a diferentes y nuevos escenarios, donde contará con nuevas perspectivas para poder profundizar en sus emocione.
Aquí te dejo una amplia selección de preguntas para que te sirvan de ayuda en multitud de escenarios: 150 preguntas poderosas.
Parafrasear lo que acabas de oír.
Esta técnica es muy utilizada, y está demostrado que repetir lo que te han contado demuestra que estás atento y tienes interés, y hará que la persona se motive más y que tenga más seguridad, pues se siente en sintonía y escuchada.
Hacerle consciente de sus emociones.
Esta técnica complementa a la anterior y da un paso más hacia profundizar en las emociones que acompañan al mensaje.
Un ejemplo sería: “después de lo que me acabas de contar te noto… (enfadado, contento, preocupado, dubitativo…)”.
Con esta percepción que le reflejamos damos la oportunidad a nuestro interlocutor de que se abra emocionalmente y nos clarifique su sentimiento real. Puede que no sea lo que has percibido, pero eso no es lo importante, lo relevante es que profundice y reconozca cuál es la emoción, su origen y sus consecuencias.
Redirigir la conversación
Esta es también una técnica bastante habitual en el mundo del Coaching, con ella ayudaremos a nuestro interlocutor a volver a la conversación de origen en el caso de que se vaya o salga de ella por cualquier motivo.
Reforzar y apoyar con lenguaje corporal y verbal.
Nuestro lenguaje corporal es vital, apoyará mucho a nuestro interlocutor y le dará más confianza. La postura de nuestro cuerpo y expresiones faciales son la mejor prueba de que estamos interesados y conectados.
También hacer uso de expresiones y palabras de refuerzo ayuda, y mucho. Por ejemplo: entiendo, ammm, ahá.
Respetar los silencios.
Muy importante, ya que damos tiempo a la persona a pensar, a reconocer lo que está diciendo y sintiendo, integrando la emoción y dándole sentido racionalmente. Hacerlo bien es un arte, y supone además un buen ejercicio de autogestión para nosotros, ya que el sostener el silencio y dar espacio a nuestro interlocutor no siempre es fácil.
Resumen y conclusiones.
Una muy buena manera de terminar el proceso es resumir la conversación con los componentes y emociones más importantes acontecidos en ella, esto dará a la persona una visión global y concreta, y demostrará además tu atención plena en todo el proceso.
Beneficios de la escucha activa
Los beneficios son para ambas partes. Ayuda a la persona escuchada a clarificar sus pensamientos y emociones, al tener la posibilidad de soltarse libremente y sentirse comprendida profundamente ayudando a resolver los conflictos interpersonales que tenga en ese momento.
Aumenta la Autoestima en la persona que habla, al sentirse más valorada e importante.
Entrenamos y aumentamos la empatía hacia las demás personas.
Mejorar las relaciones interpersonales. Nos permite conocer más profundamente a los demás.
Nos entrena en la gestión de nuestras emociones y pensamientos y nos hace estar más presentes en el aquí y ahora, cuando estamos escuchando activamente.
Desarrollo de más habilidades sociales, como por ejemplo el desarrollo del lenguaje corporal como complemento de una buena escucha activa, intención y actitud receptiva que nos servirán para conocer y respetar más a las otras personas y por ende a nosotros mismos.
Como conclusión, comentarte que nuestro cometido no es solucionar los “problemas” ni situaciones de nuestro interlocutor. El objetivo de la escucha activa es ayudar a profundizar y conectar con los sentimientos y emociones de la persona escuchada, para que entienda y reconozca lo que es verdaderamente importante para ella, ayudando de esta manera a que encuentre las soluciones por sí misma. Ya sabes que el mayor especialista en ti, eres tú mismo.
Recuerda: Si quieres ser verdaderamente interesante, escucha más y habla menos.
Practica y practica sin parar y verás los maravillosos efectos de la escucha activa. No olvides dejarme comentarios de cómo te ha ido, y no dudes en contactar conmigo si tienes alguna duda o sugerencia.
¡Que pases un buen día!