Entrevistamos al diseñador Tony Bonet en Ibiza. Se trata de un ser entrañable, tímido y un poco friki, como él se define en sus gustos con la música. De la misma forma se declara fan de Marilyn Manson como de Lola flores.
Nos adelanta que le encantan las series como New Amsterdam, una del estilo de Urgencias pero con contenidos muy potentes. Se define como alguien no muy social, que le gusta estar en su mundo y solo bajar a la tierra para ver y oír a los demás.
Su esencia es súper Ibicenca aunque en este momento se está planteando darle una vuelta su colección y empezar con pequeñas colecciones cápsula para vender en espacios más exclusivos con un toque urban chic.
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Tony, ¿cómo estás?
Hola, buenas tardes. Bien. Genial.
¿Cómo has pasado la pandemia?
Clausurados como una monja, pero creando (risas)
¿Qué piensas que puede aportar en este momento Adlib a la moda ibicenca y a la moda en España?
Yo creo que deberíamos apostar, ya que el cambio va a ser tan bestia, por la artesanía, el slow fashion, la importancia del producto y la importancia de quien crea el producto. No la fast fashion, sino una cosa más artesanal para una persona que tenga denominación de origen.
¿Tú crees que realmente Adlib es blanco? ¿Tiene que ser blanco siempre?
No, Adlib no es blanco. Los orígenes eran color, maxi color, estaba inspirado en la ropa interior de las piezas y las payesas llevaban colores. Lo que pasa es que en una época se masificó el blanco, se puso de moda y ahora se ha tomado como imagen precursora pero Adlib no es blanco.
¿Tú crees que la moda Adlib, que este próximo año cumple 50 años y que creo que van a hacer un super aniversario, la vamos a poder exportar a nivel internacional? No solo como color blanco, sino como moda, modas cápsula, que es un poco de lo que hablábamos el otro día… Y de repente que podamos decir “tenemos una moda de Ibiza, pero que puedes ponértela en Nueva York”
Sí, yo creo que es una ventaja que tenemos aquí en Ibiza, porque tenemos una fuente de inspiración muy potente. Estamos en una isla que estamos aislados, digamos, pero lo que nos trae el turismo y lo que nos trae las fiestas, digamos entre comillas, es la influencia de las diferentes ciudades, diferentes culturas. Y siempre, ya sabes, la gente cuando viaja se disfraza entre comillas, se pone sus cosas más estrafalarias y eso es una fuente de inspiración.
¿Crees que tu ropa por ser algodón y por ser una materia prima bastante rústica y básica, pero muy buena, debe tener un precio alto o un precio medio?
Yo creo que el precio medio. Yo creo que el precio también depende. No todo es el material porque el material es de algodón. Ya sabemos que hay de todos los precios, pero yo creo en la importancia de un patronaje, la importancia de una confección muy elaborada, creo que es lo que le da la importancia en sí.
Pero el precio, ¿cuál debería ser alto o bajo? Porque tú sabes que en Adlib hay muchos diseñadores de diferentes tipos, unos tienen unos precios y otros tienen otro y al final la gente piensa que Adlib al ser una cosa artesanal y tal debería ser muy barato y hay gente que piensa que es excesivamente caro.
Yo creo que medio alto, barato tampoco. No, porque no podemos competir con las grandes versiones que se están haciendo, productos de la India. Tengo clientes que compran mucho en Ibiza y entre Ibiza e Ibiza te mezclan algo fabricado en la India, inspiración ibicenca, ya sabes, blanco y puntillas ya son básicos, pero te mezclan los originales con nuevas versiones.
¿Cómo te inspiras para sacar tu siguiente colección?
En un folio en blanco. Empiezo a hacer trazos, bocetos, bocetos y bocetos… o jugar con el maniquí. Últimamente he vuelto a mis orígenes, que es a mis historias, mis comidas mentales. Con lo de la pandemia, el incendio, he vuelto a mis orígenes de intentar estudiar el patronaje.
Perdona que te interrumpa cuando hablamos del incendio, es que queremos decirle a nuestros lectores que has tenido un incendio en tu taller justamente antes de la pandemia, que ha sido algo que también ha retrasado mucho tus colecciones
Ha retrasado todo… Ahora empezamos un poco de cero, yo creo que lo que lo bueno que me ha traído la pandemia, ha sido un reempezar de cero de cuando yo estudiaba. He intentado tomar mis mezclas, mi experimentación de cuando estudiaba, pero quizás con un poco más de aprendizaje.
¿Qué le pondrías a tu colección y que le quitarías?
Poner, poner… Quizás mezclaría estilos más callejeros, que me gustan mucho las tribus urbanas, la calle, pero con un estilo artesanal limpio, algo estructurado.
Y, ¿qué le quitarías a tu colección?
Creo que quitaría la forma oscura en que estuvimos hablando el otro día y es algo que me comentaste. Yo ya pensaba que había que pasar página. La vida es otra. Otros momentos…
Sí, es que tú has tenido una época en la que eras muy oscuro en tus tendencias, que tenías ese punto un poco misterioso, que creabas tus cruces… Un mundo gótico te gustaba mucho
Me gusta este estilo, pero estoy pasando es época. Aún reniego de abandonar cruces y calaveras. Las calaveras van a seguir porque para mí las calaveras son mi simbología. Para mí las calaveras no son muerte. Me gusta mucho la simbología y la calavera es cambio, renovación.
Eres muy místico con tus cosas.
Me gusta darle energía. Si estoy haciendo un vestido de novia y tengo un mal día malo, no toco el vestido porque creo que… ¿Tú sabes que en la antigüedad, cuando alguien hacía un vestido de novia, la costurera o la bordadoras siempre le bordaban como un cabello, le dejaba su marca? Era para desearle suerte, se lo hacían en el dobladillo, le ponían símbolos de buena suerte. Y yo soy que soy muy friki, creo en todo y no creo en nada.
¿Tienes fetichismos a la hora de hacer ropa? Cuando te pones a confeccionar, no digo solamente cuando diseñas, sino cuando te pones a confeccionar y de repente te pasa que estás haciendo una prenda y dices no, no me gusta. Y la deshaces de nuevo y la vuelves a hacer.
No, la aparco un rato.
La dejas que repose
Que repose, la pongo en el maniquí. Yo sé todo lo que hago todos los días. Cuando hago algo nuevo lo pongo en el maniquí cuando me voy uno, dos o tres días o lo que sea. Y si no estoy seguro, lo dejo puesto en el maniquí en la entrada, que es lo primero que veo cuando entro en el taller. Y yo tengo un ojo muy bueno, un ojo crítico muy poderoso. Y en un vistazo digo lo que no me gusta, y se le quita; ya sea una manga, sea un puño, o sea todo.
¿Qué piensas para la próxima temporada? ¿Ya has pensado algo para el próximo Adlib? ¿Tienes alguna idea?
Lo próximo de Adlib creo que va a ser un mundo de mezclas, de renovación, mezclas e influencias. Porque he decidido que voy a borrar el pasado, ya que hemos tenido un antes y un después… Yo siempre digo que igual que la moda, igual que este traje, todo es cíclico, lo que hay está guay hoy, mañana no vale nada y dentro de 20 años es historia y la retomamos. Entonces, lo dejaré aparcado.
Ahora lo que quiero es experimentar las formas, las combinaciones exageradas. Quiero intentar hacerlo porque creo que me había metido mucho en mi zona de confort, mis siluetas, mis formas… Despertamos del letargo y ahora vamos a jugar con nuevas formas. Me gustará o no, le gustará, pero será diferente.
¿Quieres acercarte también a otro público?
Sí, también quiero abrir puertas y cerrar muchas ventanas que había abierto que a lo mejor no interesan.
Y, ¿qué le pide al futuro Tony Bonet?
Estabilidad mental (risas). Centrarme ya de una vez, porque últimamente estoy muy desubicado. Hacer moda con denominación de origen para gente que aprecia el trabajo de artesanía. No estoy muy a favor de la fast fashion. Creo que debemos ser consecuentes con el mundo que vivimos. Yo sé que los trabajos que estoy haciendo, el algodón que trabajo dura un montón de años y cuando te cansa le das una tintada y tienes el mismo modelo nuevo y eternamente.
Todo lo que queremos es que el próximo 2021, porque este ya no lo contamos, en el 50 aniversario de moda Adlib, que tengamos mucho éxito y que tú presentes una colección que estoy seguro de que nos va a gustar mucho. Y, sobre todo, que seamos felices, que es muy importante. Hagamos moda, hagamos belleza, hagamos lo que sea, pero que seamos felices.
Eso es lo importante que debemos sacar de la pandemia. Aprovechar el momento, porque el momento de esta mañana ya no está y disfrutar lo que tenemos. Y si no lo tenemos, disfrutar intentando conseguirlo. Vivir el momento.
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