El Alpiner Extreme adopta un nuevo rostro, siendo quizá éste su giro estético más inesperado: liberado de su esfera, el reloj deja al descubierto su mecánica Swiss Made. Dos propuestas en caja de acero pulido, por primera vez en 39 X 40,5 mm, confieren a esta composición un estilo aún más técnico y relojero. La primera es 100% de acero, caja y brazalete, mientras que la segunda tiene el realce, la corona y la correa de caucho revestidos de azul.
Existe una misteriosa tradición de contraponer relojes deportivos y relojes esqueleto, robustez y delicadeza. Los dos nuevos relojes Alpiner Extreme Skeleton Automatic demuestran lo contrario.
Es la primera vez en su historia que la colección Alpiner Extreme Automatic se ofrece en versión esqueleto, en una caja reducida a 39 x 40,5 mm, frente a los 41 x 42,5 mm. La idea es contrastar la icónica caja en forma de cojín, diseñada para la exploración, con la delicadeza del calibre automático Swiss Made que la impulsa.
Las líneas tensas y nerviosas de esta geometría compacta y poderosa se corresponden con las curvas del muelle del barrilete, las volutas del tren de engranajes y la sutil alternancia del escape visible a las 12 horas. Una gran parte del calibre está deliberadamente esqueletada entre las 8 h y la 1 h para dejar que la luz penetre hasta el corazón del movimiento, lo cual también se logra gracias al fondo de zafiro de la caja.
Al mismo tiempo, esta ventana mecánica revela los acabados que alternan pulido y satinado, mostrando la complejidad del arte de la decoración Swiss Made. Entre las 4 y las 6 horas, una mirada atenta habrá descubierto el gran barrilete que ofrece 38 horas de autonomía: no hace falta un indicador de reserva de marcha, ya que esta versión esqueleto garantiza una visión en directo y en tiempo real del nivel de energía del reloj.
La primera variante del nuevo Alpiner Extreme Skeleton Automatic es de color gris monocromo. Refleja el carácter mineral del Alpiner Extreme, un reloj históricamente derivado de las estribaciones alpinas de las que la marca Alpina toma su nombre. Cincuenta tonos de gris adornan el bisel y el minutero, hasta la empuñadura de la corona atornillada, diseñada para facilitar su sujeción, incluso durante la exploración. En esta nueva configuración esqueleto, los índices, aplicados a mano, parecen estar suspendidos en el espacio, dotando a la esfera de una profundidad única. Las tres agujas centrales están acabadas a mano. Las horas y los minutos son luminiscentes, mientras que el segundero está rematado con el emblemático triángulo rojo de Alpina. Esto se repite discretamente en todo el bisel, gracias a los seis tornillos que lo adornan, cuyas cabezas también presentan el diseño del triángulo de Alpina.
El reloj se lleva con el nuevo brazalete de acero desarrollado exclusivamente para el Alpiner Extreme. Presente en las colecciones desde el año pasado, refuerza la potencia del reloj gracias a un único eslabón central sobredimensionado. Al igual que la caja, este brazalete alterna superficies pulidas y satinadas.
La segunda propuesta abandona el terreno 100% gris mineral para ofrecer una alternativa azul marino, otro guiño a un reloj apto tanto para la montaña como para la alta mar, gracias a su hermeticidad hasta 200 metros. Este tono se utiliza en el bisel, el minutero, la corona y la correa, en este caso de caucho texturizado con cierre desplegable de seguridad. El contraste entre el gris mineral y el azul marino crea un reloj más versátil, entre la tierra y el mar, donde la arquitectura esqueleto destaca más claramente.