Skriver habla sobre cómo cree en una magia que se encuentra inherente en la pintura, en ese arte de transformar los sentimientos en algo visual.
Y es de esta forma, que, basada en una la idea del “Yo sombra” del psicoanalista Carl Jung, su obra trata de reflejar una parte de la personalidad del ser humano que siempre parece esconderse, una parte oscura y trágica que no se muestra frente al público.
Esta parte de la personalidad es aquella que presenta, o no presenta más bien, tanto el deseo del daño ajeno como el dolor propiamente personal.
Es esa versión que solo es un ejemplo de la complejidad psicológica del ser humano que Madison Skriver invita a contemplar en sus pinturas, junto con esas fuerzas enigmáticas que forman las vidas de las personas.
Homebody, que se traduce como hogareño, se remite en esta serie de pinturas a una nostalgia que Skriver plasma en ellas.
Con la representación de aquellos objetos inspirados de la cultura pop que se han convertido en imágenes arquetípicas de una infancia pasada. En cuanto a esa nostalgia reflexiona sobre el paso del tiempo, el paso del tiempo del propio espectador, buscando que este mismo medite sobre su propio transcurso de la vida.
Y es esta cultura atemporal, que genera un sentimiento de familiaridad a todo aquel que vea el legado que ha ido dejando, la que se ha convertido en la piedra angular de su producción. Logra mezclar estas imágenes paradigmáticas con elementos realistas y superficies gráficas planas.
Yuxtaponiendo lo que es ideal con lo que es real. De igual manera Madison Skriver refleja la herencia del impacto de la cultura estadounidense, como se ha ido transformando y evolucionando con el tiempo. Y es que el simbolismo es una de las partes más importantes de su obra, cómo estas son capaces de hacer que pensemos de una manera mucho más compleja sobre nuestra propia vida.
Así Homebody entremezcla esa faceta oscura de las personas con aquellos objetos que un día pertenecieron a nuestra infancia, representando una nostalgia y un anhelo por el pasado con un sentimiento agridulce. Las imágenes que utiliza nos revocan a nuestro pasado, haciéndonos recapacitar mostrando una versión más perversa u oscura de ella.
Sobre la artista:
Madison Skriver es una artista emergente que nació en Oregón en 1988 y actualmente reside en Portland. Desde pequeña se ha centrado en la pintura; quiere que sus piezas sean portales a lo surrealista, mostrando el misticismo inherente a la pintura.
El simbolismo, el tiempo y la nostalgia son temas recurrentes en su trabajo, que cobran vida a través de paletas de colores brillantes y atrevidos y la yuxtaposición de elementos gráficos planos y realismo estilístico.
Asistió a la Universidad de Oregón, donde obtuvo una licenciatura en Bellas Artes, un programa que requirió un quinto año adicional de práctica de estudio dedicada. Madison recibió dos becas específicas de arte en la universidad y se graduó summa cum laude en junio de 2020. Madison ac Exposición: 18 de noviembre – 14 de diciembre