Hablamos con Antonio Velázquez, a quien podemos ver todas las tardes en ‘La Promesa’. Nos atiende por teléfono, justo después de rodar, y es que si algo se puede decir de Antonio es que no para de trabajar.
Nacido en Pinos del Valle, Granada, llegó a la televisión nacional con la serie SMS y desde entonces su carrera no ha hecho más que crecer.
Hoy queremos que nos cuente desde cómo empezó en esta profesión hasta cómo tiene decorada la casa.
¡Allá vamos con la entrevista!
¿Cómo empieza esta aventura de ser actor?
Pues justo empieza ahí, en ese pueblecito de Pinos del Valle. En el año 98, Carlos Miranda, un compositor de música, llega a este pueblo para hacer un corto, ‘Diálogo del amargo’ de Federico García Lorca, y quería que el elenco entero no tuviera ninguna experiencia. Yo tenía 15 o 16 años y fue mi primera vez. Me cogió para una prueba, bueno un casting, que fue la primera vez que escuché esa palabra y ya entré como aprendiz de la compañía de Lindsay Kemp, de la que Carlos era músico. Entonces empecé a estudiar interpretación pero quien me introdujo el veneno fue él.
¿Un actor como tú es más de método o se deja llevar por los guiones?
Es un compendio de todo. El método te puede ayudar a la hora de preparar un personaje pero también está el guion, que te introduce en toda la historia.
Te podemos ver todas las tardes en ‘La Promesa’, cuéntanos un poco sobre este último proyecto.
Pues ahora que ya está en todas las sobremesas te puedo decir que es una serie de época con mil entramados. Hay un ingrediente, como en todas la series, que es el romanticismo. Yo interpreto a Mauro que es primer lacayo de palacio y es un personaje muy diferente y muy distinto a lo que he hecho hasta ahora.
¿Algún proyecto a la vista que nos puedas adelantar?
Estoy con un proyecto personal junto con la productora Cuarzo Producciones. Es la primera vez que la productora confía en mí para llevar a cabo este proyecto de este tipo. Me gustaría poder adelantar pronto algo y el año que viene estar ya rodando. Estoy muy ilusionado con este proyecto, no solo porque lo inicié yo, sino porque confíen en mí. Sin Cuarzo esto sería imposible.
Pero todavía no nos puedes adelantar nada…
Todavía no, ya me gustaría (risas)
¿Cuál sería tu papel ideal en una película? ¿Has cumplido ese sueño ?
Es una pregunta complicada. No sabría decirte… Estoy empezando a cumplir mi sueño, como aquel que dice. Cada personaje, cada proyecto, es un pasito más y yo creo que ese papel podría estar por llegar.
¿Te gusta el vestuario que te ponen las películas o te gusta darle tu toque?
Normalmente me dejo. Mi toque intento dárselo al personaje, si es posible. Ahora que es época dar tu toque es más difícil. El tema del vestuario está muy marcado por la producción, caracterización… Pocas veces te puedes permitir dar tu toque en este aspecto.
¿A la hora de vestir eres más de jeans o te o te gusta ir más formal?
Soy de jeans, rock and roll.
¿Qué no te pondrías nunca salgo necesidad del guion?
No, no… Podría plantearme de todo, ir a los Goya con falda, todo.
¡Pues tienes que hacerlo!
¡Mi compañero Álex García lo hizo y estaba maravilloso!
Aunque tú a los Goya siempre vas estupendo
¡Muchas gracias!
Cuando vas a un estreno, ¿lo eliges tú o tienes estilista?
Me dejo aconsejar bastante, sinceramente. A lo largo de mi carrera es verdad que he tenido varios estilistas. También es verdad que por lo general soy bastante clásico a pesar de que nunca diría que no a algo. Lo que sí te puedo decir es que no me gusta sentirme disfrazado, tiene que ir conmigo.
¿Tienes estilista en este momento?
Ahora mismo no tengo…
¡Pues ya sabes, me tienes que llamar! (risas)
¡Sí, sí! Las últimas veces es verdad que he contado con muy buenos amigos que me aconsejan, como Javier Portago.
Justo te iba a preguntar eso, ¿te dejas aconsejar o tomas tú las riendas de tu armario?
Para el día a día sí. Hay algo que le puedo preguntar a mi chica pero sí, normalmente sí.
¿Tienes algún diseñador por el que sientas devoción?
Javier Portago, que además es granadino y un gran amigo. Apuesto por nuestra moda y por los negocios pequeños. Javier al final viste a la selección de baloncesto y tiene una mano… ¡Un buen sastre cambia la historia!
Dinos la verdad, ¿entrenas mucho o es pura genética?
Puede que haya buena genética, que ahí mi madre tiene mucho que ver, pero también depende del personaje… Ahora que es una serie de época, tampoco tengo que estar con el six pack. El entrenamiento que yo siempre he hecho es lo que me ha pedido el personaje, si tengo que quitarme la camisa y estar fuerte… Además, por otro lado, si estoy rodando encima de un caballo lo mejor que puedo hacer es estar fuerte por si tuviera alguna caída. Pero también puede ser que esté interpretando a un boxeador y ya no es solo por el físico en sí, sino porque el cuerpo tiene que acompañar al personaje y darle el rigor que está pidiendo.
La casa dice mucho de la personalidad de la gente, ¿cómo la tienes decorada?
No he estudiado decoración nunca pero me encanta. Ahora la tengo llena de libros, muy acogedora pero muy moderna…
¿Qué cambiarías de ti en este momento de tu vida?
Que me dé menos pereza algunas cosas… Con los años hay algunas cosas que te dan más pereza y cuando eres joven no las ves. Me gustaría volver a esa cosa de cuando eres joven, esa frescura.